Es una de las conclusiones que dejó el Congreso. La dijo Ángel Díaz Barriga, el pensador mexicano que jerarquizó el encuentro educativo más importante de los últimos tiempos.

En lo que fue una de las exposiciones magistrales del II Congreso Internacional Educación e Inclusión desde el Sur, el emérito y destacado investigador Ángel Díaz Barriga concentró no sólo los momentos de mayor atención del auditorio docente, sino probablemente los aplausos más sostenidos tras su brillante disertación.

Díaz Barriga ha puesto el ojo de sus investigaciones y estudios en ámbitos como la didáctica, la evaluación educativa y el campo del curriculum en base a las prácticas docentes, pero posiblemente es uno de los observadores más agudos acerca del rol docente en el aula, así como de lo que sucede dentro de ella.

Toda su charla estuvo sostenida con permanente afirmaciones y pensamientos contundentes, incluso sobre aquellos aspectos en los que dejó planteadas algunas dudas propias de estos tiempos.

Como consecuencia de muchas de sus conclusiones, Díaz Barriga se pronunció por “reconstruir la docencia en el siglo XXI, es decir, pensar de alguna forma que el tipo de docencia que ejercemos llegó a un punto de crisis y tiene que volverse a plantear bajo nuevas reglas”.

“Hay que reconfigurarla, reconstituirla”, sentenció. Describió que “los sistemas educativos están siendo invadidos por modelos pedagógicos de corte eficientista, es decir, la escuela vista desde el modelo de producción de una fábrica”, y que ese “es un concepto que se va incorporando lentamente en la cabeza de la sociedad, de las autoridades educativas y de los padres de familia, en forma de falta de eficiencia escolar”, por lo cual “se fracasa cuando no se alcanzan los resultados esperados”.

Aseveró también que “estamos frente a una noción nueva de ciudadanía porque ya no somos ciudadanos de las naciones en las que habitamos, sino del mundo; y en ese contexto se está buscando que la escuela formule una ciudadanía global”. Pero, al pararse frente a la realidad de la educación en las escuelas, el investigador subrayó que “antes los padres estaban del lado del docente.

Hoy los padres están del lado del alumno y esto es un conflicto porque se la ha quitado autoridad al docente, por parte de los padres y por parte del Estado, que determina como fracaso una evaluación al alumno con resultados deficientes y responsabiliza de eso al docente”.

Sostuvo como corolario de eso que “no estamos en la mejor etapa de aprendizaje de los alumnos porque es probable que estemos en una transición entre conocimientos escolares y saberes que desarrollan los estudiantes, los que no confluyen, sino por el contrario, se distancian”.

“Esto se comprueba cuando vemos a los estudiantes más concentrados en las redes sociales y en Google que en los textos de los libros”, completó. Y añadió: “los alumnos están sobreestimulados, tienen su despertar sexual mucho más temprano”.

Fue allí cuando hizo una suerte de autocrítica del docente que no termina de amigarse con las nuevas tecnologías, sobre todo cuando las debe sobrellevar en el aula.

“Tenemos que utilizar la tecnología como una herramienta en clase y no como algo que hay que evadir”, afirmó. Ángel Díaz Barriga fue un surtidor de definiciones, conceptos, ideas, sugerencias y pensamientos sobre la educación, sobre el alumno y, sobre todo, el docente, al que reivindicó como hacía mucho nadie lo hacía. El auditorio del Don Bosco, con unos dos millares de educadores, lo aplaudió de pie durante un buen rato.